LA CRUDA REALIDAD DEL FAST FASHION
La moda ha cambiado y evolucionado desde que apareció por primera vez hace miles de años y con esto la forma de vestirse, los gustos y las preferencias. Desde sus inicios la industria de la moda se ha convertido en una de las industrias con mayor alcance a nivel internacional y esto se debe gracias al gran impacto, tanto positivo como negativo, que ha tenido a lo largo de los años.

Desde comienzos del siglo XXI, el concepto de fast fashion ha logrado convertirse en un líder en el mundo de la industria textil. La 'moda rápida' es el término que se le otorga a toda pieza de ropa hecha bajo los parámetros de producción inmediata, es decir, el consumo masivo a bajo costo.
La industria de la moda aplica el sistema de producción fast fashion que de acuerdo con la artículo publicado en el 2018 por la página conTREEbute, consiste en tomar un diseño lanzando por las casas de moda más grande para que luego las empresas lo adapten y lo copien fabricándolo de manera rápida y económica. Con esto logran que llegue a ser accesible para miles de personas que les guste y sientan las necesidad de comprarlo.
Cuando este boom comenzó, se veía como la mejor alternativa para contar con las prendas de la última temporada y poder encontrar todo tipo de ropa en un mismo lugar; desde un vestido formal, hasta unos shorts para hacer ejercicio.
Pero algo está cambiando. El derroche excesivo de los recursos hidráulicos están causando que el planeta llegue a cruzar sus propios límites de restauración, donde las nuevas generaciones cumplen con su papel asignado y se preocupan por tratar de disminuir y contrarrestar el daño ambiental, impulsando a las marcas a renovarse y actualizarse.
Comprar, usar y tirar, se ha vuelto un circulo vicioso en el cual las personas suelen caer fácilmente. La moda en un fenómeno que va de la mano con el consumismo, ya que gracias al uso de las máquinas de coser, el consumo de ropa se ha vuelto mucho mas rápido y a un bajo precio, permitiendo así que las personas lo obtengan de una manera más sencilla.

Como las demás industrias, la de la moda también genera un daño ambiental, es decir, tiene una huella ecológica y el fast fashion solo la hizo más grande ya que sí estrategia es producir a base de recursos y mano de obra muy baratas.
Al aumentar el consumo de textiles se demanda también una enorme cantidad de recursos para generar su producción. Por ejemplo, según indica la SEMARNAT en su artículo Estadísticas del Agua en México publicado en el 2010, para producir unafalda de algodón se usan casi tres mil litros de agua aparte del uso de los químicos para la coloración y tratamiento, que terminan convirtiéndose en aguas residuales que afectan al medio ambiente.
Ahora, esa falda será usada por un corto tiempo debido a que los productos no están diseñados para durar mucho, por lo tanto, su vida útil es mucho más corta y cómo terminan siendo residuos mucho más rápido. Asimismo, las prendas son transportadas desde los países en donde fueron producidos generando una huella de carbono muy alta por el uso del combustible, que termina contaminando al ambiente.
Después de conocer el otro lado de la industria de la moda rápida a través de los últimos años, un gran porcentaje de la generación millenial afirmó dejar de apoyar las marcas de moda rápida, según se informó en un artículo publicado por Thredup en el 2019.
La moda tiene el poder de potenciar y expresar la identidad de las personas, ya que se utiliza esto como una herramienta para compartir las historias de las personas que son definidas por las prendas. Las personas cuentan con un poder enorme cómo consumidores y en ellos queda dejar de ver la ropa como algo desechable y comenzar a ver y comprar ropa de manera responsable.